martes, 31 de diciembre de 2013

Adios 2013



Adiós a 2013

Se fue, se va, 
Se lleva con él las cuatro estaciones,
las noticias que nos contaron los periódicos
los cumpleaños de nuestros amigos
algunos olvidos, algunas fechas
libros que todavía no he leído
los buenos propósitos incumplidos
la lluvia inesperada de un martes cualquiera
las palabras de amor desgastadas
la banda sonora de la alegría
la final de aquel partido de fútbol que perdimos
el frío gris de otro invierno
el silencio de las noches más oscuras
el crepúsculo de los días de sol ardiente
las sonrisas falsas de los anuncios de televisión
el sabor agridulce de la nostalgia
y los días azules 
iluminados de amor y sueños.

Adiós 2013




domingo, 29 de diciembre de 2013

La Estatua sin nombre




Miren todos a la estatua sin nombre, ¿quién se esconde debajo de esa capa negra de plástico? Ahí está desafiando a las tormentas tropicales de Diciembre. Parece mirar hacia un lado mientras una cuerda le aprieta la garganta y sin embargo no dice nada, no se queja de ningún dolor. Está muda gritando alguna palabra incompresible para los coches, motos y camiones que recorren el trayecto de una carretera cualquiera, donde en una rotatoria un hombre de piedra espera de pie a que llegue su hora.

martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Natal !!!



¡¡ FELIZ NAVIDAD !! 

para todos los lectores del blog:

http://palavrasemespanhol.blogspot.com.br

lunes, 23 de diciembre de 2013

Instruções para ser feliz


  

"Felicidade se acha é em horinhas de descuido"

GUIMARÃES ROSA

He aquí una lista de "Instrucciones para ser feliz" que un grupo de alumnos hizo hace algún tiempo en la clase de Español y que ahora comparto con los lectores de este blog para que toméis nota. Ya decía el señor Guimarães Rosa que la felicidad suele aparecer en aquellos momentos que estamos descuidados.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Prá te esclarecer



Tom Zé, un tropicalista de Iará (Bahia), irreverente y genial, siempre confundiendo para esclarecernos, iluminándolo todo para poder cegarnos con sus ideas y su música.



Tom Zé

Tô bem de baixo prá poder subir
Tô bem de cima prá poder cair
Tô dividindo prá poder sobrar
Desperdiçando prá poder faltar
Devagarinho prá poder caber
Bem de leve prá não perdoar
Tô estudando prá saber ignorar
Eu tô aqui comendo para vomitar

Eu tô te explicando
Prá te confundir
Eu tô te confundindo
Prá te esclarecer
Tô iluminado
Prá poder cegar
Tô ficando cego
Prá poder guiar

Suavemente prá poder rasgar
Olho fechado prá te ver melhor
Com alegria prá poder chorar
Desesperado prá ter paciência
Carinhoso prá poder ferir
Lentamente prá não atrasar
Atrás da vida prá poder morrer
Eu tô me despedindo prá poder voltar

domingo, 15 de diciembre de 2013

Tal vez mortalmente herido




«El presidente ha sido alcanzado por disparos esta noche en un teatro y tal vez mortalmente herido»


Es el viernes 14 de abril de 1865. El presidente Lincoln, que hace solo 40 días asumió su segundo mandato, se dispone a disfrutar en el teatro Ford de Washington, acompañado por su esposa, de la representación de una comedia musical. Su título, 'Nuestro primo americano', obra de un entonces famoso y hoy olvidado autor británico llamado Tom Taylor. Justo antes de que se inicie la función, un actor de 37 años llamado John Wilkes Booth, hijo de una familia también muy vinculada al teatro, entra en el palco del presidente y le dispara un solo tiro en la cabeza con una pistola Derringer, antes de huir.

Una periodista de la agencia Associated Press, que está en el patio de butacas, sale a la calle a la carrera, busca una oficina telegráfica y transmite a su Redacción un texto que ha quedado para la Historia. «El Presidente ha sido alcanzado por disparos esta noche en un teatro y tal vez mortalmente herido». Menos de veinte palabras para contar la noticia más importante en años. Lo que hoy llamaríamos un lead de sumario perfecto, que contiene todos los datos conocidos en ese momento y golpea al lector. Ha nacido una nueva forma de narrar.

(Texto del periodista Cesar Coca)

Um detalhe do tamanho do mundo




A espécie humana surgiu na terra há cerca de três milhões de anos e surgiu com uma vocação admirável a de transformar tudo a sua volta.

Transformamos pedra em ferramenta, planta em roupa, chão em milharal, milho em pipoca, trigo em pão, água em energia, papel em literatura, silício em videogame, petróleo em velocidade.

Vivemos hoje uma cultura de transformações cada vez mais aceleradas e o fato de estarmos realizando plenamente nossa vocação é maravilhoso se não fosse por um detalhe.

Um detalhe do tamanho do mundo. A terra não tem recursos suficientes para nosso ímpeto transformador.

Já somos sete bilhões de pessoas e seremos muitos mais. Nosso impulso transformador só vai se expandir nos próximos anos. O que faremos diante de este enorme dilema?. O homem vai parar de transformar o mundo?. Vai abolir uma vocação tão bela e profunda da noite pra o dia?, Como vamos tornar compatíveis a continuidade de nosso desenvolvimento e nossa própia existência em nosso planeta terra?

jueves, 12 de diciembre de 2013

La luz de vivir




OTRA FORMA DE SENTIR

Y si le gusta andar descalzo por la ruta del sol
y caminar sobre cristales ardiendo
y si nació con el color de la mañana sin luz
si no se ve mirando en ese espejo
es el momento de crecer sabiendo bien la raíz
y de abrazar el tallo de otra rama
es el momento de crecer por dentro y fuera de ti
y de entender el fuego de otra llama

Y si nació donde la lluvia no mojó la ciudad
donde la arena puso nombre a un desierto
y si vivió buscando el lado de su sexo real
si no te ves bailando en ese cuerpo
es el momento…

Abre tus ojos y tu corazón
aprende a ver lo que no ves
otra forma de sentir
besa nos besa y enciende
la luz de vivir

Y si le gusta descubrirse donde nadie miró
y decidir en qué momento esconderse
y si no dice nada porque nada quiere decir
y si quisiera ser ceniza y perderse

Es el momento… 

PEDRO GUERRA



domingo, 8 de diciembre de 2013

Nada soy si no soy el que soy


      
"Nada soy si no soy el que soy" 

(Fiquei dormido sonhando livros que ainda não li)

viernes, 6 de diciembre de 2013

Las vacaciones


A poesia de Manoel de Barros brinca continuamente com os paradoxos sinestésicos e leva as palavras "cansadas de informar" para lugares desconhecidos onde criaram raízes nas paginas esquecidas de seus livros.

FORMAS POETICAS DE APROVECHAR LAS VACACIONES

No puedo más saltar en la arena
como un gusano que escapase del anzuelo
no puedo más bailar y dar un salto mortal en las lluvias
No puedo más subir en la goiabeira del vecino 
para coger goiabas.

Ahora yo paso mis vacaciones jugando con las palabras
en ese jugar con las palabras, puedo atravesar
El canal de la Mancha a nado
Yo puedo hasta escalar el monte Aconcágua
Y sólo necesito para eso usar las palabras
Con ellas practicaré aventuras imposibles.

En las vacaciones mis sentidos 
funcionan mejor que la inteligencia
Y veo y trasveo todo
Los perfumes los llego a escuchar
De los sonidos yo palpo las formas
Mezclo todos los sentidos
Y así yo salvo a las palabras 
que están cansadas de informar.

Un último juguete que hice con palabras es así:
El cielo tiene sólo cinco letras
El sol tiene sólo tres letras
El insecto es más grande. 

Un niño tenía abundancia de ser feliz.


MANOEL DE BARROS

martes, 3 de diciembre de 2013

¿Deberíamos hablar todos español y portugués?




Os dejo aquí este interesante artículo del periodista Juan Arias, donde reflexiona en voz alta sobre la importancia de que toda Iberoamérica se una hablando los idiomas português y espanhol. Espero que os guste.


El País, Quinta-feira 28 de Novembro de 2013

Duas línguas irmãs

Quando um espanhol pronunciar corretamente “pão”, “coração” ou “paixão” poderá dizer que fala “brasileiro”; antes, não

Este jornal fala, a partir de agora, também o português. Foi o abraço das duas línguas irmãs de um continente dividido, sobretudo, pelo idioma, segundo me dizem alguns intelectuais. Duas línguas prenhas de história e de cultura, berços, ambas, de uma literatura invejável no mundo.

Meio continente da América Latina fala a língua de Cervantes e García Márquez, e o outro meio – como dizia anteontem em uma entrevista a este jornal a presidenta da Academia Brasileira de Letras, Ana Maria Machado – fala o português de Camões e Guimarães Rosa, indicando que o Brasil, mais do que um país, é quase metade do continente.

Deveríamos todos, então, falar espanhol e português? É uma pergunta que se fizeram alguns brasileiros quando foi aprovada aqui, há alguns anos, a lei que obrigava as escolas públicas a oferecerem, aos alunos que desejassem, o ensino do espanhol.

As leis, no entanto, acabam em letra morta se não houver a vontade de cumpri-las por parte do poder e dos cidadãos. E essa vontade depende de mil imponderáveis.

No caso do Brasil, me lembrava Machado – e pude comprová-lo nos 15 anos em que venho informando a partir deste país –, os brasileiros entendem o espanhol muito melhor, por exemplo, do que os espanhóis entendem o português. Por uma simples razão fonética: nossas vogais [em espanhol] são todas abertas, sem nasais, as deles [brasileiros] são mais sinuosas, mais curvilíneas, mais musicais. A expressão de queixa com caráter sexual, por exemplo: “pô” (nem pronunciam inteira) não soará nunca como o espanhol “joder” ou “carajo”.

Eu me refiro ao espanhol da Espanha, porque o que se fala em geral na América Latina de alguma forma se aproxima mais da musicalidade brasileira, embora também seja mais compreensível para eles porque suas vogais são abertas.

Quando me convidam para um programa de televisão, sempre me avisam: “Se preferir falar espanhol, pode falar, nossos ouvintes entendem”, algo que não ocorre ao contrário. Às vezes, os brasileiros têm mais dificuldades para entender o português de Portugal, ou “europeu”.

Há sons dos brasileiros que um espanhol precisa de anos para pronunciar como eles, se é que conseguirão, como “pão”, “coração” ou “paixão”. Um amigo meu me disse um dia: quando você pronunciar bem essas três palavras, poderá dizer que fala “brasileiro”; antes, não.

Ainda não falo, porque nunca me sai redondo como para eles esse eco que deixam no ar ao pronunciar “pão”, “coração” ou “paixão”.

E talvez seja essa diversidade que leva, como vi por experiência própria, muitos falantes do espanhol a desejarem aprender o português, sobretudo o do Brasil, porque dizem que é “muito doce” e porque adoram escutar as letras dos grandes músicos como Chico Buarque, Gilberto Gil, Milton Nascimento, Caetano Veloso, Maria Bethânia e um etc. sem fim. São sons que arrebatam.

Na primeira vez que cheguei ao Brasil, numa das viagens do papa João Paulo II, acostumado aos sons estridentes dos alto-falantes dos nossos aeroportos espanhóis, fiquei extasiado quando em um dos aeroportos brasileiros (já não me lembro qual) uma voz feminina, como um lamento sensual, avisou: “Próximo destino: Manaus”. Um colega espanhol da comitiva papal, muito castiço, enviado especial da Rádio Nacional da Espanha, me disse: “É que a gente se derrete de satisfação”. E acrescentou: “É que nós falamos de um jeito muito bruto”.

Os brasileiros, no entanto, também gostam de escutar o espanhol. Pedem que você fale com eles, sobretudo quando se trata de poesia, de Lorca ou Neruda, por exemplo. Pode ser que, para nós, a nossa língua pareça dura ao lado desse timbre musical deles, mas eles gostam, a acham sonora, com uma musicalidade diferente, dizem. E quem estudou um pouco de espanhol se anima em seguida a entrar na dança. E ao falar nossa língua encaixam nela graciosamente a musicalidade do português brasileiro.

Estamos falando de duas línguas irmãs porque elas nascem de uma mesma cepa latina. Não falamos do português e do alemão ou do sueco.

Um dos sonhos dos brasileiros de classe média é visitar a Espanha. Muitos sempre me pedem conselhos de itinerários. Voltam sempre fascinados e trazem na memória frases em castelhano, que lhe oferecem como um presente. E soam aveludadas na sua boca. Acontece o mesmo, por exemplo, com os mexicanos e demais países latino-americanos. Com relação aos argentinos, em um dos lugares mais privilegiados pelo turismo brasileiro na América Latina, junto com México, Peru e Chile, os daqui costumam imitar com graça, ao retornarem de Buenos Aires, o seu sotaque portenho.

Tudo isso para dizer que eu, que já amo este país como parte de mim, embora às vezes algumas coisas do seu caráter continuem me irritando, como para eles devem irritar outras tantas minhas ou mais, me sinto feliz de ver que este jornal com vocação global e ibero-americana tenha decidido falar também português e a partir daqui, do Brasil, e com uma redação majoritariamente brasileira.

São esses gestos, mais que as leis, que podem levar ambos, sem percebermos, a sermos bilíngues sem leis que nos obriguem a isso, só com a força da simpatia recíproca que se cria com diálogo, com intercâmbio de cultura, conhecendo-nos melhor, trabalhando juntos, porque, como dizia a acadêmica Ana Maria Machado, desse modo descobriremos que “somos mais parecidos e menos distantes do que supúnhamos”.

Ah, os brasileiros também gostam menos da dor e da tragédia do que nós. São mais inclinados à alegria sensual. É curioso, por exemplo, que a palavra “dolor” em espanhol, “dolore” em italiano, “douleur” em francês, seja em português a mais curta de todas. Reduziram-na, já que não podiam eliminá-la, a uma só sílaba: dor. E até a pronunciam baixinho. “É uma dor”, exclamam diante de algo triste ou uma desgraça, e a sílaba “dor” quase acaba se perdendo no suspiro.


Somos juntos, hispanófonos e lusófonos, uma das maiores populações do mundo. O que nos separa é muito menor do que o que nos une. E além do mais a modernidade está nos eliminando a distância física. Logo atravessaremos o Atlântico e chegaremos do Brasil a Madri ou ao México em menos tempo do que às vezes gastamos engarrafados em um carro, em São Paulo ou no Rio. Os conceitos de tempo e espaço estão mudando. Todo tempo a se aproximarem. Só nós continuaremos distantes e separados falando duas línguas que, como dizia Ana Maria Machado, “quase se entendem”?

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El País, jueves 28 de Noviembre de 2013

¿Deberíamos hablar todos español y portugués?

EL PAÍS ahora también habla portugués. La llegada del periódico a Brasil supone el abrazo de dos idiomas

JUAN ARIAS

Este diario habla desde ahora también portugués. Ha sido el abrazo de las dos lenguas hermanas de un continente al que le divide sobre todo la lengua, según me dicen algunos intelectuales. Dos lenguas preñadas de historia y de cultura, cunas ambas de una literatura envidiable en el mundo.

Medio continente de América Latina habla la lengua de Cervantes y García Márquez y la otra media- como decía anteayer en una entrevista a este diario, la presidenta de la Academia de las Letras de Brasil, Ana María Machado- habla el portugués de Camoes y de Guimarâes Rosa. Brasil más que un país es casi la mitad del continente.

¿Deberíamos, entonces, hablar todos español y portugués? Es una pregunta que se hicieron algunos brasileños cuando se aprobó aquí, hace unos años la ley que obligaba a las escuelas públicas a ofrecer obligatoriamente, a los alumnos que lo pidieran, la enseñanza del español.

Las leyes, sin embargo, acaban en letra muerta si no existe la voluntad de los políticos y los ciudadanos de cumplirlas. Y esa voluntad depende de mil imponderables.

En el caso de Brasil, me lo recordaba Machado, y lo he comprobado en los 15 años que llevo informando desde este país, los brasileños entienden mucho mejor el español que nosotros el portugués. Por una simple razón fonética: nuestras vocales son todas abiertas, sin nasales, las de ellos son más moduladas. Las nuestras son más marcadas, las de ellos más sinuosas, más curvilíneas, más musicales. La expresión, por ejemplo, de carácter sexual de queja : po ( ni la pronuncian entera)…, no sonará nunca como nuestro joder o carajo.

Me refiero al español de España, porque el que se habla en general en Latinoamérica de alguna forma se acerca más a la musicalidad brasileña. Cuando me invitan a un programa de televisión siempre me advierten: “si prefiere hablar español, puede hacerlo, nuestros oyentes lo entienden”. Algo que no ocurre al revés. A los brasileños les cuesta a veces más trabajo entender el portugués de Portugal.

Hay sonidos de los brasileños que un español necesita años, si es que lo consigue, para pronunciarlos como ellos, como pão, coração o paixão. Un amigo mío me dijo un día: cuando pronuncies bien esas dos palabras, puedes decir que hablas “brasileiro”, antes, no.
Aún no lo hablo, porque nunca me sale redondo como a ellos ese eco que dejan en el aire al pronunciar pan y corazón o paixão.

Y es quizás esa diversidad la que lleva, como he visto por experiencia propia, a muchos de habla hispana a desear aprender portugués, sobre todo el de Brasil, porque dicen que es “muy dulce” y les encanta escuchar las letras de los grandes músicos como Chico Buarque, Gilberto Gil, Miltom Nascimento, Caetano Veloso, Maria Bethânia y un largo etcétera. Son sonidos que embelesan.

Acostumbrado a los sonidos estridentes de los altavoces de nuestros aeropuertos españoles, la primera vez que llegué a Brasil en uno de los viajes del papa Juan Pablo II, una voz femenina , casi como un lamento sensual, avisó por megafonía : “Proxima destinaçao Manaus”. Me quedé extasiado. Un compañero español de la comitiva papal muy castizo, enviado especial de Radio Nacional de España, me dijo: “Es que uno se derrite de gusto”. Y añadió: “Es que nosotros hablamos muy bruto”.

A los brasileños, sin embargo, les gusta también escuchar español. Te piden que se lo hables, sobre todo si se trata de poesía, por ejemplo de Lorca o Neruda. A nosotros nos puede parecer dura nuestra lengua al lado de ese deje musical suyo, pero a ellos les gusta, la encuentran sonora, con una musicalidad, dicen, diferente. Y los que han estudiado un poco de español se animan enseguida a lanzarse al ruedo. Y al hablar nuestra lengua le encajan graciosamente la musicalidad del portugués brasileño.

Estamos hablando de dos lenguas hermanas porque nacen de una misma cepa latina. No hablamos del portugués y el alemán o el sueco.

Uno de los sueños de los brasileños de clase media es visitar España. Muchos me piden siempre consejos de rutas. Vuelven siempre fascinados y se traen en la memoria frases en castellano que te las ofrecen como un regalo. Y suenan aterciopeladas en su boca. Les pasa también, por ejemplo con los mexicanos y los demás países latinoamericanos. A los argentinos, uno de los lugares privilegiados del turismo brasileño en América Latina junto con México, Perú o Chile, suelen imitar con gracia, al volver de Buenos Aires, su acento porteño.

Todo esto para decir que yo que amo ya a este país como parte de mi, aunque a veces algunas cosas de su carácter me sigan irritando. Como a ellos deben irritarles otras tantas mías. Me siento feliz de ver que este periódico con vocación global e iberoamericana haya decidido hablar también portugués y desde aquí, desde Brasil y con una redacción mayoritariamente brasileña.

Son estos gestos, más que las leyes, los que nos puede llevar a ambos, sin darnos cuenta, a ser bilingües sin leyes que nos obliguen a ello, con la sola fuerza de la simpatía recíproca que se crea con diálogo, con intercambio de cultura, conociéndonos mejor, trabajando juntos, porque como decía la académica Ana María Machado, de ese modo descubriremos que “somos más parecidos y menos distantes de lo que suponíamos”.

Ah, a los brasileños les gusta también menos el dolor y la tragedia que a nosotros. Son más proclives a la alegría sensual. Es curioso, por ejemplo que la palabra dolor en español, dolore, en italiano, douleur en francés. En portugués usan la forma más breve de todas. La han reducido, ya que no podían eliminarla, a una sola sílaba: dor. Y hasta la pronuncian bajito. “E uma dor…” , exclaman ante algo triste o ante una desgracia, y la sílaba dor casi se acaba perdido en el suspiro.

Somos, juntos, hispanoablantes y de lengua portuguesa, una de las mayores poblaciones del mundo. Lo que nos separa es mucho menor de lo que nos une. Y además, la modernidad nos está eliminado la distancia física. Pronto atravesaremos el Atlántico o llegaremos de Brasil a Madrid o México en menos tiempo que a veces empleamos embotellados en un coche, en São Paulo o Río. Están cambiando los conceptos de tiempo y espacio. Todo tiempo a acercarse ¿Solo nosotros seguiremos distantes y separados hablando dos lenguas, que, como decía Machado, casi se entienden?

jueves, 21 de noviembre de 2013

Caetano & Drexler




Caetano & Drexler, un encuentro así tenía que ocurrir un día de estos y así ha sido. Según el feisbuk de Drexler la foto es en Bogotá / Colombia. ¿Qué hacían allí estos dos genios de la música intimista contemporánea? No tengo ni idea, pero la foto parece más que un abrazo, parece "um abraçaço".

lunes, 11 de noviembre de 2013

Mucho Facebook, ¿poca concentración?




Mucho Facebook, ¿poca concentración?

La obsesión por consultar las redes sociales y WhatsApp hace aflorar un nuevo fenómeno: la atención parcial continua. 

Pasamos muchas horas pegados a una pantalla. Por trabajo, pero cada vez más por placer, porque es útil para comunicarnos, nuestra prioridad. Comprobar si hemos recibido un nuevo mensaje electrónico (cosa que solemos hacer varias veces al día, obsesión recientemente bautizada como infobesidad), mantener varias conversaciones en grupo por WhatsApp, consultar confesiones y noticias a través de Facebook, Twitter y otras redes sociales… Y lo hacemos en todo momento: mientras vemos la televisión, comemos o incluso en plena obra de teatro (algunos teatros optan, en ocasiones, por permitir el uso del móvil durante la función para que compartan lo que ven en redes sociales).

Todos (o la mayoría) hemos caído víctimas del influjo digital. Los menores también. En Estados Unidos y Alemania, los adolescentes pasan siete horas y media diarias usando medios digitales.

Algunos autores han alertado sobre los efectos que estos procesos tienen en la mente. Lo hizo Nicholas Carr, quien decidió abandonar la vida ultrainformada y se mudó a las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil e Internet llegaba mal, con su obra Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Y también Manfred Spitzer, director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm y del Centro de Transferencia de Conocimientos para las Neuronas y el Aprendizaje, con Demencia Digit@l. El primero resumía así los efectos de Internet en sí mismo: “Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo”. ¿Le está pasando eso a más gente? ¿Le cuesta zambullirse en un libro o ha dejado de hacerlo por comprobar sus mensajes en Facebook?

Spitzer, por su parte, escribe lo siguiente en su libro (editado en español por Ediciones B): “La afirmación de que la competencia en las nuevas tecnologías tenga una correspondiente repercusión positiva no ha sido demostrada en absoluto por el momento. Es estúpido también que justamente la neurociencia sospeche antes bien lo contrario. Y es que algunos estudios demuestran que el cerebro crece justo allí donde se utiliza. Y el enunciado al revés es también válido. Si no se utiliza el cerebro, entonces se atrofia”. A Spitzer le preocupa cómo afecta el aumento de la tecnología en el cerebro de los niños. Su opinión es que tener más acceso a estas pantallas no les viene bien: “La utilización de ordenadores en edades muy tempranas en la guardería puede motivar trastornos de la atención, y a una edad posterior, todavía en edad preescolar, puede conducir a trastornos de la lectura”.

Desde la Federación de Editores de España, sin embargo, no creen que los menores lean menos. “Frente al tópico generalizado, es el sector más lector”, dice Antonio María Ávila, secretario de la federación, cuyo Anuario 2012 concluye que el 84,6% de los menores lee en su tiempo libre. “Y es lógico, están escolarizados al 100%. Pero hay dos tipos de lectura, una práctica y otra más reposada. Lo que sucede al leer digitalmente, a través de una tableta o del ordenador, es que uno siente más la necesidad de comentar lo que lee con todo el que pueda”.

Eva Martín, madrileña de 13 años, está de acuerdo con Ávila. Ella juega a Minecraft en el ordenador, usa “mucho” Facebook y Twitter, pero también lee casi todas las noches un libro en la cama. “Tengo tiempo para leer y para comunicarme por WhatsApp. Son cosas distintas. Me gusta hundirme en la lectura. Ahora estoy leyendo Las lágrimas de Shiva, que es misteriosa e interesante. Me lo han pedido en el colegio. Y he escrito un cuento de 28 páginas de un niño que encuentra un anillo mágico, que es la puerta a una casa muy extraña”.

¿Se nota el cambio en los institutos? Según Amparo Torralbo, profesora de Lengua y Literatura en el IES Joaquín Araujo, de Fuenlabrada, se nota el cambio en su manera de escribir. “Me acuerdo de la primera vez que vi ‘catalán’ escrito con k. ¡Hay que ser burro!, pensé. Vemos errores gordísimos que pueden deberse a las nuevas tecnologías y veo que afecta a los chicos, a su expresión, porque te plantan una abreviatura enseguida”. En cambio, mantienen el nivel de lectura, afirma esta profesora. “Leen lo mismo que antes, pero de otra manera, se lo descargan en vez de comprar el libro físicamente. Cambian el soporte. Pero que lean o no depende más de sus gustos e intereses. Aunque muchos tienen una dependencia total del móvil”. Torralbo tiene un hijo adolescente al que le encanta jugar con la videoconsola y, como muchos padres, le ha puesto límites: solo puede usarla el fin de semana.

Adriana Díaz, cacereña de 24 años, lee directamente desde su móvil. “Se ve peor que en papel, pero… Es una novela ligera tipo Cincuenta sombras de Grey que me recomendaron”. Díaz aporta otra pista: confiesa que le cuesta ver una película entera. “Es que son dos horas, se me hace difícil mantener la atención… Una serie se me pasa más rápido. Creo que hemos perdido la capacidad de concentrarnos. Todo se ha vuelto más rápido, más en pequeñas píldoras”.

José Antonio Luengo, psicólogo educativo, imparte clases de Técnicas de Comunicación en Educación en la Camilo José Cela y dice que, aunque la creencia generalizada es que vamos a peor, él no lo cree. “Es cierto que nuestros chicos pasan mucho tiempo enganchados a las pantallas y a las tabletas. Básicamente están desarrollando procedimientos de comunicación diferentes a los ordinarios, pero que también son importantes. Lo importante, lo que debemos estudiar, es si en la escuela se introduce y se trabaja de forma eficaz la interpretación de textos y la escritura en formato digital. Es importante que sigan manejando el libro en papel y de esto depende que en educación primaria lean textos y hagan resúmenes. Eso se hace y se va a seguir haciendo en la escuela”.

No hay que mirar hacia otro lado porque los adolescentes viven en la era digital y se comunican con todo el mundo, opina Luengo. El experto cree que las escuelas tienen un reto, que es enseñarles habilidades para la lectura digital. “El profesor tiene que saber que hay una serie de habilidades que él puede aprender. Esa es una asignatura que tiene el docente también para la que no estamos suficientemente formados”. A pesar de todo, Luengo cree que el cambio no está afectando a la capacidad de lectura de los más jóvenes. “Sí están leyendo, aunque sea en el Facebook, están adquiriendo las claves de la lectura. Yo creo que nuestros chicos cuando elaboran un texto o hacen un comentario están poniendo negro sobre blanco sus ideas. Lo que sucede es que en la lectura en pantalla, la lectura profunda es incompleta. El problema es que pasamos demasiado tiempo en ese tipo de lectura y dedicamos menos a la más sosegada. La captura no es la misma cuando lees una página en papel sin interrupciones. En la lectura digital hay una cierta dispersión. Vas de una pantalla a otra, el texto te lleva a un vídeo y luego a un mapa, y la concentración es menor, aunque la cantidad de lectura es mayor”.

Según los expertos, hay un nuevo fenómeno que afecta cada vez a más personas: la atención parcial continua. Es lo que sucede cuando pasamos mucho tiempo ante una pantalla, “que estamos pendientes de muchas cosas, pero sin llegar a solidificar nada”, describe Luengo. “Algo así como ‘el que mucho abarca poco aprieta”. Para luchar contra el fenómeno, cree que debemos buscar un equilibrio. “El libro en papel nos permite una vida interior que es indispensable vivir y que no es tan fácil de experimentar cuando se está ante una pantalla que permite ir de un sitio a otro. Hay que equilibrar el abordaje de los textos. Porque la incapacidad que estamos observando en los alumnos les impide tener ese mundo interior. Es importante que interpreten bien lo que leen. Les digo, pinchad y leed, pero volved a la página original y haced anotaciones de lo que habéis leído”.

Isidro Moreno, profesor de Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, incluye una nueva referencia: el conocimiento puzle. “Internet y todos los dispositivos móviles hacen que los jóvenes interpreten el mundo mediados por las tecnologías, se crea un conocimiento puzle o una sociedad mosaico. Mis alumnos manejan los medios con bastante soltura, pero se quedan solo en la parte externa de los medios, no profundizan. No les da tiempo, nadie les ha preparado y los profesores no estamos preparados en ver qué hay detrás”. “Todo esto va en detrimento de la lectura clásica, tradicional”, continúa Moreno. “Pero nos falta tiempo y sosiego para sentarnos y leer. Y cuando a los más jóvenes se lo facilitas, lo hacen, pero hay que facilitar que se dé esa situación y crearles la necesidad. Por suerte la gente joven es muy lista”.

La gente que maneja libros electrónicos dedica más tiempo a leer que antes
En la Fundación Sánchez Ruipérez han hecho varios estudios (en los que han participado 300 personas) sobre el impacto de la lectura digital en menores y adultos. “Desde 2008 defiendo que lo digital va a cambiar la forma de leer”, dice Luis González, director de la fundación, que explica sus conclusiones: “Esta fundación cree que lo importante no es obsesionarse con cuánto leen las personas. Todos los estudios que manejamos nos dicen que los niños leen más ahora que los de hace 10, 20 y 30 años, tanto en número de libros como en frecuencia. La gente que maneja libros electrónicos dedica más tiempo a leer que antes. Luego, en el caso de las tabletas hay otro componente positivo y es que conecta unos con otros, al contrario de los libros confinados. La desventaja es que, al tener Internet en la tableta, me salen comunicaciones continuamente y me despisto. A partir de ahora vamos a tener varios tipos de lecturas: una lectura de navegación muy superficial y esa forma de ojear se va a trasladar a la lectura de libros digitales. Y luego va a haber una lectura más pausada”.

González recuerda la primera vez que leyó en un Kindle: “Subrayé una frase y el aparato me informó de que 17 personas en el mundo habían subrayado la misma frase. Me pareció muy potente e inquietante”. Él también alude a la necesidad de buscar un equilibrio. “La lectura profunda es fundamental porque te genera una capacidad de abstracción mucho mayor, te obliga a mantener un concepto a lo largo de muchas páginas. Si nos dedicamos solo al pimpam pimpam, nos devaluamos como lectores. Yo ahora me defino como un lector posdigital. Personas que hemos asumido esto y nos reencontramos con la lectura en verano y nos entregamos a una lectura más lujosa y placentera que cuando solo teníamos el papel”.

Cómo mejorar la lectura digital

Consejos elaborados por el psicólogo educativo José Antonio Luengo para mejorar la lectura digital de los jóvenes:

- Cuando entre a través de la pantalla en un texto del que tenga que sacar conclusiones, no dude en seguir determinadas orientaciones del propio texto que te lleven a otras referencias, no dude en moverse siguiendo sus consejos. Pero hágalo con un cuaderno y un lápiz a mano para ir registrando ideas y observaciones.
- Al terminar la lectura del texto, elabore un resumen de lo que ha leído en seis o siete líneas. No se vaya a la cama o a jugar con la videoconsola sin haberlo hecho antes. Si no ordena las ideas, las perderá y olvidará.
- Después de haber sacado una idea, de haberte ido a otra página, de haber hecho un esquema, procura volver a leer el texto original en una situación en la que no interrumpa nada, sin pinchar los hipervínculos, como si estuviera leyendo en un libro.

Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/11/10/actualidad/1384115247_184450.html

domingo, 10 de noviembre de 2013

El oficio de escribir



Os dejo aquí el discurso de agradecimiento del escritor español Antonio Muñoz Molina en los Premios Príncipe de Asturias 2013.

El oficio de escribir
Escribir empieza siendo casi siempre un sueño o un capricho o una vocación imaginaria. Pero el sueño, el deseo, el capricho, no llegan a cuajar en nada si no se convierten en un oficio. Un oficio, cualquier oficio, requiere una inclinación poderosa y un largo aprendizaje. Un oficio es una tarea que unas veces resulta agotadora o tediosa por la paciencia y el esfuerzo sostenido que exige, pero que también depara, cuando las cosas salen bien, momentos de plenitud, y permite entonces la recompensa de un descanso que es más placentero porque se siente bien ganado, al menos hasta cierto punto. Digo hasta cierto punto porque todo el que se dedica plenamente a un oficio sabe que siempre hay una distancia grande entre las mejores posibilidades de un proyecto y su realización, igual que hay descubrimientos con los que no se contaba. Un oficio es una tarea práctica: uno hace algo que le gusta mucho y que a costa de aprendizaje y empeño ha logrado hacer con cierta garantía de solvencia, pero no lo hace para sí mismo, por mucho que esa tarea la haga a solas y que en el simple hecho de llevarla a cabo haya una satisfacción privada. El resultado que se obtiene de ella alcanza una existencia objetiva, independiente de quien la realizó, y pasa a integrarse beneficiosamente en las vidas de sus destinatarios: un instrumento musical o una partitura, una herramienta, una mesa, una historia, un cuaderno, un cuadro, un cuenco de barro, una fotografía, un hallazgo científico, un paso de danza, la cura de una enfermedad, un prodigio deportivo, un plato bien cocinado, una película, una pirámide de alcachofas en el escaparate de una frutería.

Hay algunas singularidades en el oficio de escribir, como las hay en cualquier otro. La primera es que la necesidad humana que satisface es una de las más intangibles, aunque también una de las más universales: la de saber historias y la de contarlas, es decir, dar una forma inteligible al mundo mediante las palabras. Una historia, de ficción o no, propone un modelo universal de un cierto campo de la experiencia a partir de la observación de los datos particulares de la vida. Del mismo modo actúa el científico, elaborando modelos teóricos derivados de la observación y la experimentación, que sirvan, doblemente, para explicar y predecir. En las sociedades primitivas o antiguas el mito es el modelo de explicación y predicción de los comportamientos humanos. Nuestra variedad moderna del mito es la ficción, en todas sus variedades, desde las más banales, más toscas, más comerciales y efímeras, hasta las más hondas y exigentes, desde la telenovela y el videojuego a Don Quijote o Moby-Dick o a un cuento de mi querida Alice Munro.

Nos dedicamos, pues, a un oficio más antiguo y más útil de lo que parece. También a un oficio mucho más incierto. Porque en él, y esta es su segunda singularidad, la experiencia no ofrece ninguna garantía, y puede haber una divergencia escandalosa entre el mérito y el reconocimiento.

Quien escribe sabe que ha de dedicar a su oficio tantas horas y tantos años como un artesano al suyo, y que sin esa dedicación no logrará completar nada de valor. Pero también sabe que la entrega, por sí misma, no garantiza la calidad del resultado, porque la experiencia y la dedicación pueden conducirlo al amaneramiento anquilosado y a la parodia de sí mismo. Y también sabe que lo mejor unas veces es reconocido de inmediato y otras veces es ignorado, y que lo que parecía mejor a veces se desmorona al cabo de muy poco tiempo, y que una extraña justicia tardía alumbra mucho tiempo después, sin compensación posible, al talento verdadero que no brilló en vida.
El desaliento ante las incertidumbres del oficio se acentúa más en tiempos de incertidumbres tan amargas como estos. Es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un país en el que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él. Es casi frívolo divagar sobre la falta de correspondencia entre el mérito y el éxito en literatura en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios, en un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia, donde la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar; un país donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento.

Aun así, y dejando las responsabilidades de la ciudadanía en el lugar que les corresponde, el único remedio aceptable que conozco contra el desaliento del oficio es el oficio mismo. Escribir poniendo artesanalmente en cada palabra los cinco sentidos. Escribir sin concederse la menor indulgencia. Escribir aceptando y disfrutando la soledad y agradeciendo el entramado de otros oficios fundamentales que lo convierten en uno de los oficios menos solitarios y más colectivos del mundo, como es solitario y colectivo el del músico y el del científico; agradeciendo el oficio del editor, del corrector de pruebas, del traductor, del librero, del crítico, el de otros escritores de los que uno aprende admirándolos, el oficio del que enseña a leer y del que trasmite en un aula el amor por la literatura; agradeciendo el oficio más placentero de todos, que es el del lector. Escribir con el miedo a no tener lectores y con el miedo a perderlos, sobreponiéndose lo mismo a los elogios que a las heridas. Escribir porque a pesar de todas las negaciones y las imposibilidades la escritura, como cualquier oficio, es sobre todo un acto de afirmación. Escribir porque sí.

En 1981 se entregaron por primera vez estos premios y vuestra alteza presidió en ellos su primer acto público. Aún se vivía entonces bajo el trauma sombrío y reciente de una tentativa de golpe de estado. En su discurso de agradecimiento, el poeta José Hierro aludió con alegría y alivio, pero también con plena conciencia del peligro, al “aire de libertad que respiramos”. Ese aire, a pesar de todos los pesares, lo seguimos respirando 32 años después, que constituyen el período más largo de libertad que se ha conocido en la historia entera de nuestro país. Es importante recordar estas cosas ahora, cuando el porvenir parece en muchas cosas tan incierto como entonces. En este tiempo se ha hecho adulta la generación entera que nacía por entonces, que es la de mis hijos. Sus vidas son ya más difíciles de lo que imaginábamos hace sólo unos años, pero es importante recordar que también aquellos tiempos de 1981 nos parecían amenazadores cuando nosotros los vivíamos. Y sin embargo no hemos dejado de respirar el aire de libertad que celebraba José Hierro. Sin esa respiración no habría sido posible la generación literaria a la que yo pertenezco. Incluso nos hemos acostumbrado tanto a ella que corremos el peligro de no saber ya apreciarla. Es nuestra responsabilidad salvar lo que ganamos gracias a que muchas personas hicieron y hacen bien sus oficios, privados y públicos; y también reflexionar con urgencia sobre todos los errores, todas las inercias y descuidos que necesitamos corregir. En esa tarea colectiva los oficios de las palabras podrán ser más útiles que nunca.

Incendios de fuego azul



Umbral había hablado del título de este libro antes de publicarlo y parece que iba a ser una novela sobre Madrid y el tardofranquismo, sin embargo aquel proyecto lo olvidó y utilizó el título para una especie de "memorias periodísticas" con muchos nombres propios y algunos amores diurnos. Únicamente destacaría el capítulo dedicado a "Mortal y rosa", donde define el libro como "una anti-novela sobre los itinerarios de la nada".



Aquí os dejo este capítulo íntimo y sincero del Umbral más lírico, enloquecido por un dolor innombrable y absurdo.


FRANCISCO UMBRAL
"Días felices en Argüelles" (2005)

MORTAL Y ROSA
     
No sé ahora quién fue primero, si el niño o el libro. Quiero decir que un niño entrañable o un libro entrañable se instalan en nuestra vida con naturalidad y silencio. Vienen desde siempre y van más allá de nuestro siempre. Uno se encuentra metido en faena, metido en niño, metido en libro sin saber bien cómo ni cuándo. Hay cosas que enriquecen la vida, como un libro o un niño. Los escritores sabemos bien que no es un tópico eso de haber parido un libro o haber escrito un niño. Lo que no comprende uno es cómo su propia vida ha podido llegar hasta aquí sin libro, sin niño, sin   algo.  

A lo que más se parece este dulce intrusismo de las cosas es al amor, claro. El amor no necesita decir su nombre porque ya sabemos que es el amor. Una dimensión enriquecedora de nuestra vida de la que no se sabe, ya digo, cómo habíamos podido prescindir hasta el momento en que aparece.  Yo estaba sentado a mi máquina con toda naturalidad escribiendo de un niño real que primero había sido un niño literario. El niño había traído consigo a la madre como un gato trae otro si nos hemos portado bien con él.  

A la madre, sí, la trae el niño, el hijo, y no a la inversa. La madre no tiene cualidad de madre hasta que no se la da el hijo. Éstas son reflexiones que hago ahora sobre mi libro, pero creo más o  menos que la cosa fue así. Tampoco sé cómo empecé a escribir el libro, Mortal y rosa, y cómo Pedro Salinas, el único 27 con el que no me había comunicado nunca, me hizo llegar esos dos   versos luminosos y absolutamente certeros, de los que a mi vez pude sacar el título del libro. Sólo recuerdo que escribía sonámbulo, por las noches, con mucho valium, a solas en la casa. Una traductora del libro al francés me dice que la frase que más le impresionó fue ésta: «Estoy oyendo crecer a mi hijo.» Estaba oyendo crecer a un niño, al mundo, a la noche, a esa cosa maternal que tiene la luna cuando se queda preñada. El libro iba creciendo mientras lo demás iba muriendo. El  libro ocurre en una casa, en un hospital, en una playa y poco más.     

Por el libro pasan los tucanes y todas esas aves acuáticas de las que dijo Quevedo, por el exceso de su pico, todo tú eres cuento de niños. Por el libro pasan los montones de fruta como incendios de fuego azul, los niños aplastados por una camioneta, los parques alegres con una alegría un poco cementerial, los caballos de peluche, que son los que más corren, y los señores austeros, de bata  blanca, que calculan con una varita en la mano la duración del día, la duración de una vida. Por el libro paso yo, desesperado o dormido de valium y cansancio, por el libro pasa la madre, pasa una   madre, pasan todas las madres en vela, por una razón o por otra, y todas son madres del niño que se   duerme en una mecedora. Yo soy más madre que todos los padres.     

Cuando recibió el paquete, Vergés, el editor, me dijo «esto sí que había sido un Premio Nadal». Pero el Premio Nadal ya me lo había dado y el hombre no sabía qué darme a cambio de un libro que  le emocionaba tanto. Sin embargo, Mortal y rosa no fue una revelación, un estallido, nada   inmediato, sino que se fue abriendo paso poco a poco y yo esto lo advertía por los conocidos y desconocidos que cruzaban la calle para felicitarme. Las mujeres, directamente, lloraban. De entre los hombres, recuerdo a Carlos Saura como el más conmovido, emocionado y contento con el libro.  «Qué bien, Umbral, que hayas hecho este libro, qué alegría me has dado, qué bien para todos.» En todo entusiasmo personal hay siempre unos elementos diversos que llevan al estado de sinceridad y   comunicación. La primera traducción de Mortal y rosa me la localizó Pitita Ridruejo en una librería de Nueva York. Luego han venido todas las demás traducciones, tesis, estudios, ensayos, cosas. Me  avergüenza todo lo bueno que se dice de este libro porque yo sólo pretendía hacer el diario íntimo   de un niño y sus tucanes.     

Hay unanimidad, esa unanimidad sincera que se da en la vida, pero no en la política, en torno a   un libro mortal y rosa donde dejé rubricada para siempre la muerte y la rosa, la infantil muerte color de rosa.     

Tengo traducciones al holandés de este libro y también a otros idiomas, y lo que me asombra es que la sensibilidad humana sea tan unánime y lo que emociona en Amsterdam pueda emocionar igualmente en París o Madrid. Así pues, es un libro que me permite creer en la unanimidad del bien, aunque en sus páginas se predique con mucha insistencia el mal.  

Por fin la literatura sirve para algo cuando a mí me fascinaba por su inutilidad. Sirve para que las   gentes de cualquier país lean y sientan y vivan y mueran lo mismo que las gentes de otro país. A partir de ahí podríamos entendernos un poco, digo yo, me parece a mí. Mortal y rosa salió en 1975 y su vigencia es creciente. Ayer mismo he recibido otra traducción al francés de manos de una traductora belga. Los hombres se limitan a gestionar la traducción de lo que les gusta, pero las mujeres, además, te comunican o te devuelven todo lo que les ha dado el libro.  

Un crítico literario diría que Mortal y rosa es la antinovela lograda porque cuenta los itinerarios de la nada para resolverse en nada absoluta. Lo dejo para otro día, pero quizá siga escribiendo cosas  sobre Mortal y rosa porque el libro tiene más vida que yo.   

sábado, 2 de noviembre de 2013

Paulinho Moska: Muito pouco para todos (2013)



Del amor y del olvido
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"MUITO POUCO PARA TODOS" (2013)

Moska conmemora 20 años de carrera musical con un disco y un dvd que va a conectar con un público, al que le gusta escuchar melodías alegres (sin mucho ruido de fondo) y letras inteligentes, que hablan del amor y de la saudade que deja el amor cuando éste se va definitivamente de una parte y de un tiempo de nuestras vidas.

Moska es optimista y nostálgico y tiene el ritmo contagiante de la mejor música brasileña.
Y además nos regala su poética visual en forma de imágenes y videoclipes que aparecen en el fondo del escenario para complementar sus canciones "azules" del amor y del olvido.

LISTA DE CANCIONES:

01. Semicoisas 
02. O Tom de Amor 
03. Sinto Encanto 
04. Deve Ser Amor 
05. Soneto do Teu Corpo 
06. Reflexos e Reflexões 
07. A Seta e o Alvo 
08. Lágrima de Diamantes 
09. Provavelmente Você 
10. Waiting For The Sun To Shine 
11. Oh My Love, My Love 
12. A Idade do Céu 
13. Nuvem 
14. Pensando em Você 
15. Quantas Vidas Você Tem? 
16. Somente Nela 
17. Namora Comigo 
18. Canção Prisão
19. Devagar, Divagar ou de Vagar? 
20. Muito Pouco 
21. Imã 
22. Um Móbile Furacão 
23. Tudo Novo de Novo
24. Admito que Perdi 
25. O Último Dia 
26. Saudade ( Bônus Track) (Ao Vivo)