Este sábado me tocó cuidar de un exámen en la Escuela donde trabajo de las 07:00 al medio día, con un pequeño intervalo de quince minutos para tomar un café. Me había llevado varios libros de bolsillo para leerlos, mientras los alumnos hacian las diferentes pruebas. Sin embargo no pude leer nada de nada, únicamente casi al final de la mañana cuando sólo quedaban en la sala algunos alunos intentando resolver ecuaciones de segundo grado y logaritmos neperianos, conseguí leer un pequeño relato del escritor argentino José Luis Borges, titulado "El Sur". Aquí os dejo un párrafo cazado con el bolígrafo rojo, donde la luz amarilla del nuevo día inundaba aquella historia.
"La primera frescura del otoño, después de la opresión del verano, era como un símbolo natural de su destino rescatado de la muerte y la fiebre. La ciudad, a las siete de la mañana, no había perdido ese aire de casa vieja que le infunde la noche; las calles eran como largos zaguanes, las plazas como patios. Dahlmann la reconocía con felicidad y con un principio de vértigo; unos segundos antes de que las registraran sus ojos, recordaba las esquinas, las carteleras, las modestas diferencias de Buenos Aires. En la luz amarilla del nuevo día, todas las cosas regresaban a él".
No hay comentarios:
Publicar un comentario