viernes, 10 de febrero de 2012

Hombre común




El otro día, antes de dormir estaba leyendo "Dentro de la noche veloz" un libro de poemas de Ferreira Gullar y tropecé de casualidad con este poema, que creo que define de manera real y poética al hombre común de estos tiempos que nos ha tocado vivir. Todos nosotros somos hombres comunes que sufrimos y soñamos con un mundo "menos peor". El poema es una libre adaptación del portugués que yo he hecho y si os gusta os recomiendo que lo leáis en la versión original. 

El dibujo que acompaña el poema es del ilustrador belga Marcel Ceuppens.

Soy un hombre común
de carne y de memoria
de hueso y de olvido.
Ando a pie, en autobús, en taxi, en avión
y la vida sopla dentro de mí
pánica
hecha la llama de un lanzallamas
y puede súbitamente
cesar.
Soy como tú
hecho de cosas recordadas
y olvidadas
rostros y manos, la sombrilla roja al mediodía
en Pastos-Bons,
difuntas alegrías flores pajaritos
luz de tarde luminosa
nombres que ya no sé
bocas alientos caderas
todo
mezclado
esa leña perfumada
que se enciende
y me hace caminar
Soy un hombre común
brasileño, mayor, casado, en la reserva,
y no veo en la vida, amigo,
ningún sentido, sino
que luchemos juntos por un mundo mejor.
Poeta fui de rápido destino.
Pero la poesía es rara y no conmueve
ni mueve los carricoches.
Quiero por eso, hablar contigo,
de hombre a hombre,
apoyarme en ti
ofrecerte mi brazo
que el tiempo es poco
y el latifundo está ahí, matándote.

Qué el tiempo es poco
y ahí están el Chase Bank,
a IT & T, a Bond and Share,
a Wilson a Hanna, a Anderson Clayton,
y vete a saber cuantos otros
brazos de polvo a chuparnos la vida
y la bolsa.

Hombre común, igual
a ti,
cruzo la Avenida sobre la presión del imperialismo.
La sombra del latifundio
mancha el paisaje,
turba las aguas del mar
y la infancia nos devuelve
a la boca, amarga
sucia de lama y de hambre.
Pero somos muchos millones de hombres
comunes
y podemos formar una muralla
con nuestros cuerpos de sueño y margaritas.




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