A segunda questão da Prova de Espanhol do Vestibular da UNEMAT 2015 perguntou sobre o famoso "Ecoturismo" do Estado de Mato Grosso. Deixo aqui a ampla reportagem publicada no jornal argentino La Nación, que foi utilizada para elaborar a questão.
Leiam e descubram as belezas naturais do Mato Grosso.
Leiam e descubram as belezas naturais do Mato Grosso.
La Nación, Domingo, 13 de mayo de 2007
BRASIL - ECOTURISMO
Mato Grosso: el pantano
mais grande do mundo
La grandilocuencia brasileña está bien justificada en esta
región de yacarés, inmensas cascadas y vegetación exuberante
MARTIN WAIN
CUIABA.- Las hormigas más grandes, la zona más energética,
las plantas con más proteínas. La simpática grandilocuencia brasileña aparece
esta vez cuando alguien pregunta: "¿No faltaban quince minutos?"
"Es que también tenemos los quince minutos más largos
del mundo", se ríe el guía local, cuando todavía falta una hora para
llegar al Pantanal.
Los tiempos son relativos en el Mato Grosso, sobre todo en
época de lluvias, que termina en mayo, aunque suele extenderse unos días. Los
caminos se vuelven barro y algunos planes pueden modificarse. Pero lo
importante es no dejar de visitar, ni por todo el barro del mundo, el inmenso
pantano símbolo de la región ni la Chapada dos Guimarães (ver página 4), dos
bellezas propias de un país que tiene argumentos de sobra para exagerar un poco
y seguir alimentando su ego.
Como si no bastaran las playas para distinguirla entre las
naciones más lindas del planeta, Brasil cuenta con regiones menos frecuentadas,
que disfrutan especialmente los europeos. Mato Grosso es una de ellas. Aquí se
destaca el turismo de contemplación , que ofrece una relación cara a cara con
otros seres de la naturaleza, algunos amigables, otros temibles y casi todos
sorprendentes.
El estado se divide en tres biomas. En el Norte hay una
pequeña porción del Amazonas; en el Sur, el Pantanal y en el centro, el
Cerrado, con vegetación que cubre casi todo su territorio.
La capital es Cuiabá, ciudad de 700.000 habitantes, punto de
partida de los recorridos. La población crece en forma constante desde los años
80, cuando se impulsaron planes para habitar la región. Pero también es clara
la emigración: son pocos los cuiabanos de chapa y cruz , como llaman a quienes
nacen y mueren en la ciudad, sin abandonarla nunca.
El clima es húmedo o seco, pero siempre caluroso. Las duchas
de los hoteles y posadas, generalmente eléctricas, confirman una temperatura
con pocos matices. Sólo tienen dos opciones, Verano e Invierno , una con agua
fría y la otra... casi también. Ninguno de los hoteles, por más estrellas que
tenga, ofrece champú ni acondicionador, de manera que es bueno llevarlos o
comprarlos en la ciudad antes de comenzar el viaje. También bolsas de nylon
para las valijas, ya que se llenan de tierra roja en cualquiera de los caminos.
AGUA ADENTRO
Aseguran que no es peligroso caerse del bote, a menos que uno
tenga la mala suerte de hacerlo sobre un yacaré, o si está lastimado; en ese
caso, la sangre llamará rápidamente la atención de las pirañas. Pero el paseo
por estas aguas repletas de camalotes es, en verdad, sumamente tranquilo.
El Pantanal ocupa 103.000 km2 del Mato Grosso y cuenta con
varios ecosistemas. En su parte norte, unidas por un camino llamado
Transpantaneira, se ubican unas veinte estancias, convertidas en posadas en los
últimos veinte años. El Pantanal vive del turismo, que suele quedarse entre dos
y siete noches con el fin de descansar y, principalmente, ver animales.
Cada estancia tiene un par de miles de hectáreas. Son
reservas particulares de protección natural (RPPN). Una de las opciones para
recorrerlas es en bote, lancha o canoa, según los paseos incluidos en cada
posada. También a caballo: el agua le da un marco único al paseo, sobre todo
cuando se cabalga con el agua hasta los estribos.
Se puede recorrer a pie, aunque sólo por caminos bien
delimitados. Siempre en silencio, claro, para no espantar a los animales,
aunque algunos son tan sociables que interrumpen cualquier conversación. Los
monos bigiu, por ejemplo. No hace falta buscarlos para verlos en zonas
arboladas, incluso darles la mano. Sólo hay que cuidar las pertenencias: les
encanta quedarse con souvenirs de los turistas, sobre todos lentes de sol.
Se estima que en el Pantanal hay unos 3,5 millones de
yacarés. Algunos tienen una identificación en la cola que le colocan por la
noche, cuando son más fáciles de agarrar: quedan inmóviles ante la luz de una
linterna, que los encandila. Ponen un promedio de 27 huevos por año, en enero;
viven unos 30 años, y miden hasta 3 metros. Si ven al visitante huyen, a menos
que se sientan en riesgo.
El mejor momento para verlos es por la mañana, lo más
temprano posible, porque después descansan bajo la vegetación. En caso de no
encontrarlos, muy cerca de la posada Piuval aparece Zico, un yacaré casi amaestrado,
que se cruza en el camino y posa para las fotos a cambio de unos trozos de
carne (de carnicería). Es parte de la destreza turística de algunas de estas
estancias, que se basan en la naturaleza misma de los animales (imposible no
hacerlo), pero también tienen recursos para que no haya decepciones.
En la estancia Pantanal Mato Grosso, por ejemplo, lo tienen a
Taffarel, un enorme tuiuiú -ave de cuerpo blanco, cuello rojo y cabeza negra,
símbolo de la región- que sigue muy de cerca los botes cuando el guía lo llama
por su nombre. En la misma posada cuentan con Alemao, otro pájaro precioso que
confirma, con su nombre (otro jugador de selección), la pasión brasileña por el
fútbol hasta en zonas donde es casi imposible jugarlo, por la cantidad de agua (¿quién
se atrevería, además, a buscar una pelota que se va lejos?).
Si de recursos se trata, el del guía Ricardo Casarin es de
los más ingeniosos. Especializado en aves, él lleva consigo un reproductor de
MP3 con 3000 sonidos de animales, además de un pequeño, aunque potente
parlante. Cuando nota a algún animal en la zona, reproduce el sonido de esa
misma especie, para acercarlo. Si no funciona, prueba con el grito digitalizado
de algún enemigo, que lo convoque a defender su territorio. El guía -que vive
bajo su sombrero y completa su uniforme con cuchillo y botas- muestra luego al
animal con un monocular que, también, siempre lleva consigo.
Hay 545 especies de aves en la región. "América del Sur
es para las aves lo que Africa para los mamíferos", dice Ricardo, que
trabaja para la posada Araras, aunque es free lance y también acompaña a grupos
por la selva. "Para ver animales, el Pantanal es incluso mejor que el
Amazonas, por ser más abierto", agrega.
Las posadas suelen ser de un solo piso, con una habitación
junto a la otra, galería con hamacas paraguayas, sonido de ranas (benditas
ranas, que reducen los mosquitos) y por supuesto piscina. Ofrecen pensión
completa, ya que no hay restaurantes por la zona, con el sistema de buffet
típico del país, que incluye farofa, pollo, cerdo, arroz, feijoada y alguna
especialidad, como caldo de piraña y pescados de río en general.
CIRCUITOS MATOGROSSENSES
Más del 80 por ciento de los visitantes llega desde Europa y
suele completar su viaje con Foz de Iguazú, Río de Janeiro, alguna playa del
Noroeste y Manaos, en el Amazonas. En Mato Grosso se habla oficialmente de una
nueva ruta turística, que se gestaría en los próximos meses para unir esta
región con Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia; Cuzco, en el Perú, y Arica, en
Chile.
Al Pantanal y la Chapada se suman, entre las atracciones
propias de este estado, los alrededores de Jaciara, ciudad a 142 kilómetros al
sudeste de Cuiabá. Esta es la zona para el deporte de aventura, especialmente
el rafting, que se puede practicar en aguas mucho más cálidas que las de la
Patagonia. Junto a la caudalosa Cachoeira da Fumaça , de 30 metros, comienza un
recorrido que atraviesa rápidos de hasta grado 4, en la escala (1 a 6) del
rafting internacional. La propuesta es para todas las edades (uno puede bajarse
en los saltos más peligrosos). Desde Jaciara se puede conocer también pinturas
rupestres, en el Vale das Perdidas.
Para estos recorridos alternativos, una posibilidad es dormir
en ciudades como Jaciara o Campo Verde, que no tienen demasiada estructura
turística, pero sí hoteles y muy buena predisposición. O volver a Cuiabá, con
más opciones para comer, dormir y salir de noche. Como en toda gran ciudad
calurosa, aquí se detaca la vida nocturna (la cerveza helada ayuda). Los
restaurantes son mayormente al aire libre, con un extraño sistema de riego para
refrescar a los comensales, y la calle de bares se llama Mato Grosso, fácil de
recordar para volver la noche siguiente.
DATOS ÚTILES
CÓMO LLEGAR
A Cuiabá vuelan TAM y Gol desde Buenos Aires, previo
transbordo en San Pablo. La tarifa es de 520 y 400 dólares respectivamente,
pero en el último caso hay que pasar una noche en San Pablo (no incluida).
DÓNDE DORMIR
La mayoría de los hoteles trabaja con paquetes turísticos.
Hay tours de 7 días desde 1560 dólares, con pensión completa (tres noches) y
media pensión en hoteles de alta categoría. A su vez, las posadas del Pantanal
cobran, con pensión completa, entre 100 y 230 dólares por noche por habitación
doble.
Pantanal Mato Grosso: Rodoviaria Transpantaneira, Km 65.
www.hotelmatogrosso.com.br
Pusada Araras: Rod. Transpantaneira, km 132.
www.araraslodge.com.br
Pousada Puival: Rod. Transpantaneira, km 10. www.pousadapiuval.com.br
RECOMENDACIONES
Temporadas: el mejor período para conocer el Pantanal, es de
mayo a noviembre, para sortear el calor húmedo, las lluvias y los mosquitos.
Salud: la Secretaría de Turismo del estado de Mato Grosso
recomienda darse esta vacuna, por lo menos diez días antes del viaje.
MÁS INFORMACIÓN
Comité Visite Brasil: Embajada del Brasil en Buenos Aires,
Cerrito 1350, entrepiso, 4515-2400. www.brasil.org.ar
Por Martín Wain Enviado especial
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