Buenas noches, poesía
BUENAS noches, poesía, verdad temblorosa del mundo, buenas noches...
Estás en nuestra vida, poesía, como razón libre y última. Podemos vivir aquí esta vida corta y desvalida, de un lado para otro, y en el fondo te tenemos a ti, como un consuelo con el que sólo el alma cuenta por fin. Es increíble y salvador que te tengamos tan segura. Ganamos o perdemos toda la fe, la vida toda, y nadie podrá quitarnos tu luz verdadera; eres la forma de conocimiento y posesión de quien nada sabe ni tiene.
Sé bien que soy tronco
del árbol de lo eterno.
Sé bien que las estrellas
con mi sangre alimento.
Que son pájaros míos
todos los claros sueños...
Sé bien que cuando el hacha
de la muerte me tale,
se vendrá abajo el firmamento.
Qué humilde soberbia redentora puede dar al hombre descorazonado y final el grito íntimo de la poesía. El poeta se queda a solas en estos versos, para, solitario y desposeído, alzar su soberbia legítima y desconocida de hombre en pie, de ser iluminado y pleno. El poeta siente la vida con más profundidad y dolor que nadie. Si el hombre es clave del universo, bien puede decirse que el verdadero y único derrumbamiento de los cielos sobreviene cuando él cae a tierra.
Esta poderosa sensación de cimiento y altura, de clave y posesión, la tiene el alma cuando acierta a estar a solas con la poesía, en intuición hermosa de una verdad inexplicable y emocionante.
Más que belleza, más que ensueño, la poesía es verdad misteriosa, certeza repentina y conmovida. Cuando casi olvidada te tenemos, andas entre las cosas, poesía, libre y eterna, tan pura sin nosotros. Y luego, el encuentro contigo, la salida imprevista al viento luminoso de la lírica.
Hay en la vida diaria de apremios y desganas momentos misteriosamente propicios al abandono en la poesía, secretamente cercanos al sosiego lírico y purificador. Si nadie viniese detrás de nosotros, si el tiempo y los caminos no viniesen empujando, podríamos en uno de esos momentos quedarnos para siempre en ti, poesía, madre inspiradora y total.
Buenas noches, poesía, buenas noches...
FRANCISCO UMBRAL, 1959
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