Aquí os dejo el texto del editorial que ha publicado hoy el periódico español El País:
El empuje sostenido de la economía brasileña ha convertido en un par de décadas a este país en la segunda potencia de América (tras EE UU) y la sexta del mundo. Ni siquiera la desaceleración reciente parece amenazar su poderío. De ahí que la primera visita oficial de la presidenta Dilma Rousseff a España, como colofón de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Cádiz, sea de una extraordinaria relevancia. España, sumida en una de las crisis más graves de su historia reciente, es un importante inversor en Brasil y grandes empresas globales españolas —Iberdrola, Telefónica, Santander— hace tiempo que están asentadas en ese país.
Las posibilidades de aumentar la cooperación bilateral —en ambas direcciones e incluyendo a las pymes— y de incrementar de forma notable la presencia de profesionales españoles en Brasil son enormes. El país americano, sede de los próximos Juegos Olímpicos y del Mundial de Fútbol, ha puesto en marcha importantes proyectos en infraestructuras, sector en el que las firmas españolas son punteras. La gran penetración del idioma español en este país de 196 millones de habitantes es otro de sus grandes atractivos.
Dilma Rousseff, la mujer que ha obrado el milagro de alcanzar la extraordinaria popularidad de su mentor, Lula da Silva, ha continuado su labor y la de Henrique Cardoso contra la pobreza y por el crecimiento, ha dotado a la política exterior de una mayor sensatez y ha emprendido una hercúlea batalla contra la corrupción. A la larga, y con las reformas adecuadas, se están poniendo las bases para acabar con un flanco débil: las dificultades burocráticas para hacer negocios, a pesar de ser el sexto mayor receptor de inversiones extranjeras.
En solo dos años de mandato, Dilma Rousseff ha tenido que forzar la dimisión de ocho de sus ministros por supuestas irregularidades, lo que en ocasiones ha afectado a la coalición de gobierno, que forman once partidos. Además de mantener elevados índices de popularidad, seguramente porque es percibida como motor de la política de renovación, su determinación para acabar con este estado de cosas se ha visto recientemente arropada por el Tribunal Supremo, que ha condenado a una veintena de personas por el llamado caso mensalão.Todo ello pone de relieve los grandes avances del país y la necesidad de insistir en las reformas.
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