Marilyn Monroe

Tumbada en el sillón del cuarto del hotel, arropada por un albornoz de espumas blancas. Los ojos sin sueño, la mirada perdida en el papel, escuchando al personaje que se iba metiendo dentro de su piel y que sonreirá con sus ojos y sus gestos ensayados. Tan frágil, tan dulce, tan lejana en aquella habitación de un hotel cualquiera. Sola, cansada de un día caluroso de rodaje. “Vidas rebeldes” (1961) en blanco y negro, Clark Gable y su diálogo cansado, Montgomery Clift triste, haciéndote reír en los descansos. ¿Qué soñaste aquella noche de aquel antiguo verano?. ¿Hacia dónde huiste en la alta madrugada del insomnio y de la angustia?. ¿Qué dolor inexplicable arrancaste de tu alma con aquel bote de pastillas?. Marilyn Monroe, mujer y sueño. Todavía la luz apagada de tu estrella brilla incansablemente dentro de mis sueños azules.

La fotos son de Bob Henriques