Los Putrefactos de Dalí me recuerdan aquellos dibujitos que yo hacía y garabateaba/rabiscaba en los márgenes de los libros de la escuela y en los cuadernos, donde anotaba fórmulas, ecuaciones, poemas y olvidos. La única diferencia es que los dibujitos de Dalí escondían ya el talento de un creador original y los míos acabaron en el fondo de una papelera.
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