LA VIDA INESPERADA
La vida inesperada me llevó de la mano
hace ya algún tiempo al Trópico Utópico
a la ciudad del Río Vermelho
donde me esperaban el sol ardiente del medio día
y las aguas de marzo, que cantaba Jobim.
Atrás se quedaba Salamanca
en un viejo país de Europa, llamado España,
con su catedral románica y gótica
el frío del invierno por las calles mojadas
la primavera amarilla
y la luz del verano en las vacaciones de agosto.
Aquí intenté aprender portugués
y sus misteriosas palabras: saudade, garoa, luar…
y así descubrí la poesía de Manuel de Barros
las veredas de Guimarães Rosa
y la prosa ensimismada de Clarice Lispector.
Pero la lengua española es el instrumento de mi trabajo
el idioma de Cervantes y su Don Quijote de triste figura
un idioma hablado por 600 millones de personas
y que los alumnos aprenden poco a poco
descubriéndolo en los libros y escribiéndolo en los cuadernos:
la gramática, las palabras, los diferentes acentos
y todo ese mundo misterioso, que llamamos Cultura:
Música, Literatura, Cine, Gastronomía…
La vida inesperada me ha llevado
a ser maestro de español
y a compartir con los alumnos brasileños
todo este saber sobre el ser humano
utilizando como vehículo de comunicación la lengua española.